sábado, 5 de febrero de 2011

Sinceridad

Ser sinceros da miedo. Es cierto. Es por ello que existen los eufemismos y las mentiras, nos evitan tener que decir la verdad. Y la culpa es nuestra manía por controlar todo, queremos saber antes de decir algo, la reacción que tendrá en nuestro oyente. Porque a veces es más importante para nosotros causar una reacción (generalmente buena) en la persona a la que estamos hablando, que decirle la verdad. La diplomacia es eso, pero cuando hay más de un oyente y queremos no enfadar a ninguno, aunque tengan posiciones enfrentadas entre si.
Pero no creo que sea algo bueno, tratar a las mentiras como si fueran la realidad es como construir castillos en el aire.
Y creo que esto es mucho más importante cuando se trata de dos personas, por que si afirmas algo no por que sea verdad, sino por que va a causar la reacción deseada en la otra persona; lo que estas haciendo es manipular y tratar a esa persona como si fuera un medio para conseguir algo.
Pero por el otro lado está nuestro eterno compañero, el miedo, que nos impulsa a mentir para evitar caer mal a fulano o para caer mejor a pepita, porque pensamos que si les dijéramos la verdad no nos aceptarían. Pero, pienso yo, que clase de personas son aquellas que sólo se relacionan contigo por lo que finges ser y no por lo que eres. Los demás deberían aceptarte por lo que eres y por lo que piensas, y si no lo hacen, deberías plantearte si de verdad merece la pena relacionarte con esa gente.
El miedo es muy poderoso, pero no invencible, si uno pone fuerza de voluntad y se arma de valor es capaz de decir lo que siente, lo que piensa.
Además al decir la verdad nunca, nunca pierdes nada, siempre ganas algo, aunque no fuera lo que esperabas conseguir.

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