miércoles, 3 de agosto de 2011

Rehumanización


¿Vivimos en una sociedad deshumanizada?

Podríamos pensar que no, al fin y al cabo la mayoría de nosotros nos consideramos sensibles ante la tragedia y la miseria humana. Nos entristecemos cuando alguien muere, damos limosna y hay ONG destinadas a la ayuda humanitaria.
Y sin embargo, continuamente se producen acciones en contra de lo que consideramos “naturaleza humana”: asesinatos, hambre, represión, guerra, terrorismo, genocidio…
¿Cómo podemos explicar tal paradoja?

Si estudiamos este tipo de actuaciones veremos que la inmensa mayoría son perpetradas, no por personas individuales, sino por grupos, sociedades, empresas; en resumen asociaciones de seres humanos contempladas en nuestra sociedad.
¿Por qué nuestras sociedades están deshumanizadas?

Sólo tenemos que echar un vistazo a los conflictos de la era moderna. Miles de personas en África mueren de hambre porque el valor de la comida es inferior a los costes de producción en estos países, es decir los recursos y el potencial existen, pero el obstáculo financiero es insalvable. Otro ejemplo: las brutales dictaduras del cono sur de Sudamérica, propiciadas por empresas estadounidenses (la ITT tiene mucho que decir al respecto) y financiadas por la CIA, cuyo objetivo era acabar con gobiernos partidarios del desarrollismo económico. Por no hablar de la archiconocida guerra de Irak, segundo país productor de petróleo. La matanza de Tiananmen, cuyo fin era acabar con la resistencia a unos avances económicos que ponen en peligro la salud y dignidad de los trabajadores chinos. Y la lista puede seguir.


La explicación que yo encuentro a estos eventos es la que llamo teoría de la escala de valor. Consiste en lo siguiente. Toda entidad humana (sea un individuo o una asociación) tiene una escala de valores, donde los valores más bajos pueden sacrificarse en pro de los más altos. Un valor podría ser el bienestar social, otro la integridad humana, el dinero, la paz social, etc.

El problema que nos surge actualmente es que aceptamos dos escalas de valor diferentes, una en la que la vida humana está en lo alto y otra que tiene en su cima al dinero. De esta simultaneidad surgen los problemas.
Las empresas y compañías comerciales y financieras (que tienen gran peso en el control de los gobiernos) tienen en lo más alto de su escala de valor el dinero; de hecho están diseñadas para ser así, de modo que ante una u otra opción la única variable a tener en cuenta será el margen de beneficios que dejará cada opción.
Y en general la gente corriente suele tener la vida humana como máximo valor.
De modo que seres humanos con cierta escala de valor participan en asociaciones con otra escala de valor radicalmente diferente.
Entonces sí; vivimos en una sociedad deshumanizada conformada por individuos humanos.

La única solución si aspiramos a un poco de coherencia en este mundo es eliminar un de las dos. Puesto que las personas que consideramos psicológicamente sanas y plenamente humanas no matarían por dinero; podemos admitir que la escala de valor que sobra es la que pone el dinero por encima de las vidas humanas.


Rehumanization

Do we live in a dehumanized society?

We might think not, after all most of us consider ourselves sensitive to the tragedy and human misery. We grieve when someone dies, we give alms and there are NGOs designed to humanitarian aid.
And yet it continually being produced actions against what we consider "human nature": murder, hunger, repression, war, terrorism, genocide ...
How can we explain this paradox?

If we study this type of actions we see that the vast majority are committed not by individuals but by groups, companies, firms, in short, referred to associations of human beings in our society.
Why are our societies dehumanized?

We just have to look at the conflicts of the modern era. Thousands of people starving in Africa because the value of food is lower than production costs in these countries, the resources and the potential exist, but the financial obstacle is insurmountable.
Another example: the brutal dictatorships of the Southern Cone in South America, fueled by U.S. companies (ITT has much to say about it) and financed by the CIA, aimed the ending of government supporters of economic development. Not to mention the well-known war in Iraq, second largest oil producer. The killing of Tiananmen, that sought to end the resistance about economic an development that endanger the health and dignity of Chinese workers. And the list goes on.



The explanation I find of these events is what I call the theory of the value chain. It works as follows. Any human entity (either an individual or an association) has a scale of values, where lower values ​​may be sacrificed in favor of the highest. A value could be the social welfare, another human integrity, money, social peace, and so on.

The problem now arises is that we accept two different value scales; one in which human life is the highest; and the other has money on its top. Because of this simultaneity problems are coming.

Financial enterprises and trading companies (which have great weight in governments) have at the top of their scale of value the money; they are actually designed to be so, so that before taking any chance, the variable to consider is the profit margin that will leave each option.
And in general, ordinary people often have the most value human life.
So human beings with a certain level of value participate in partnerships with other radically different value scale.
So yes, we live in a dehumanized society composed of human individuals.

The only solution if we are to some consistency in this world is to eliminate one of the two. Because people psychologically healthy and fully human would not kill for money, we can admit that the scale of surplus value is what puts money over human lives.

Piel

Me mirado y ahí estaba, como esperando a que mis ojos se cruzaran en su camino. 
Me ha devuelto la mirada, serena y brillante.
Como un poema de Whitman lleno de pausas
y pequeños detalles 
y sombras que le dan un misterio 
fuera de lo común.

Mi aroma en ti. 
Sal y agua.
Un calidoscopio de reflejos sensibles al tacto y a la emoción.
Una última exhalación de aire antes de hundir la cabeza en mi océano de metro setenta.
Un beso solitario.
Su sabor durante un instante me hace recordar algo importante, un gran momento.
Vuelvo, pero se desvanece, a cada nuevo intento de recordar, cada vez que lo saboreo de nuevo el recuerdo vuelve, pero cada vez menos nítido, como una fotografía perdida en el olvido, que se ahoga en un charco.


Volvemos a quedarnos solos, 
flotando a la deriva,
en un mar de pequeñas entropías.
Una caricia autocorrespondida te complace y
lo agradeces con un pequeño escalofrío que recorre mi columna
a la vez que erizas mi vello.


Mientras, la muda palmera me contempla, 
tumbado en la hierba con mi eterna amante, 
mi piel.