En estos momentos de crisis, muchos
países necesitan préstamos de organizaciones transnacionales como la BCE, el
FMI o el BM; y estas organizaciones suelen imponer una serie de condiciones
para la concesión de tales sumas de dinero. Hay un par de ellas que se repiten
desde los años 80 y son la desregulación del mercado y la privatización de
empresas estatales.
La desregulación consiste en reducir
lo más posible los aranceles y limitaciones para la actuación de empresas
extranjeras en el país; y la privatización en vender las empresas públicas para
que pasen a manos privadas.
Los políticos venden estas medidas
como indispensables para salir del atolladero económico, pero lo más gracioso
es que estas medidas no son beneficiosas para la economía de un país, sino más
bien lo contrario.
La desregulación del mercado permite
la entrada en juego de miles de simpáticos especuladores y la competencia con
productos subvencionados de otros países. Un ejemplo muy conocido es el del
maíz mexicano: México desreguló el mercado del maíz (entre otras cosas) y sus
agricultores estuvieron en directa competencia con los agricultores
estadounidenses. El problema es que Estados Unidos subvenciona su maíz, de modo
que el precio de este producto es artificialmente barato. De hecho el maíz
estadounidense se vende más barato de lo que le cuesta a un agricultor mexicano
producirlo. Todo esto ha hecho que muchos agricultores mexicanos se hayan
arruinado completamente y que México dependa totalmente de las importaciones de
maíz de su vecino de arriba. Todo esto podía haberse evitado si México hubiera
puesto un impuesto a las importaciones de Maíz norteamericano.
En resumen: la desregulación perjudica
a los trabajadores y empresarios del país, pero beneficia a las corporaciones y
productores extranjeros subvencionados por sus gobiernos. Esto no parece algo
positivo para la economía nacional.
Por otro lado, las privatizaciones
permiten adquirir, por una suma irrisoria, potentes empresas con beneficios que,
compradores extranjeros, suelen exprimir y dejar en bancarrota. Un ejemplo de
ello es Polonia: tras la caída del telón de acero, el FMI le exigió a Polonia
que aplicase un amplio programa de privatizaciones (en contra de lo que
deseaban sindicatos y obreros que era la creación de cooperativas para dirigir
las empresas).Una parte de la potente industria pesada que daba cuantiosos
beneficios fue vendida por una miseria y languideció en manos privadas. La
enorme cantidad de huelgas (más de 6000 en 1992 y 7500 en 1993) y la
movilización social permitió que el 62% de la industria siguiera en manos
públicas. Aún así el país pasó del pleno empleo antes de las privatizaciones a
tener un 25% de desempleo en muchas zonas en 1993. En 1989 el 15% de la
población polaca vivía bajo el umbral de la pobreza; en 2003 era el 59%.
Uno de los beneficios de tener una
industria pública es que en tiempos de crisis pueden sacrificar sus beneficios
para seguir produciendo materiales a precios más bajos, para que otras
industrias no aumenten sus costes de producción y no quiebren. En cambio en
crisis las industrias privadas no pueden sacrificar sus beneficios y deben
aumentar los precios de sus productos y despedir empleados; justo lo que
ocurrió en Polonia.
La única explicación es que estas
exigencias (desregulación y privatización) no tienen nada que ver con mejorar
la economía de los países rescatados, sino con la imposición de una ideología
neoliberal. Es decir, más que un rescate lo que ocurre es un chantaje: o
aplicas esta ideología o no te prestamos dinero.
Lo triste es que se siguen repitiendo
las mismas mentiras para encubrir el chantaje a Grecia, Portugal y cualquier
otro país rescatado.
Para más información recomiendo la
lectura de “La doctrina del shock” de Naomi Klein.
The big lie.
In these times of crisis, many countries need loans from transnational organizations such as
the ECB, IMF or the
WB, and these organizations often impose a number of conditions for the granting of such sums of money. There are a couple of them that are repeated from the 80's and they
are: the market deregulation and privatization
of state enterprises.
Deregulation consists in minimize tariffs and limitations on the performance of foreign enterprises in a country, and privatization is selling public enterprises to make them pass into private hands.
Politicians sell
these measures as necessary to leave the economic quagmire, but the funny thing is that these measures are not beneficial to the economy of a country, rather the
opposite.
Market deregulation allowed entering in game thousands of friendly speculators, and competition with subsidized products from other countries. A well known example is the Mexican corn: Mexico deregulated the market for corn (among other things) and their farmers were in direct competition with U.S. farmers. The problem is that the U.S. subsidizes its corn, so the price of this product is artificially cheap. In fact U.S. corn is sold cheaper than what it costs to produce for Mexican farmer. This has led many Mexican farmers completely ruined and that Mexico relies entirely on imports of corn from its upstream neighbor. All this could have been avoided if Mexico would have placed a tax on imports of U.S. corn.
In short: deregulation hurts workers and employers in the country, but it benefits corporations and foreign producers, subsidized by their governments. This does not seem a good thing for the national economy.
On the other hand, privatization enable the acquisition, for a paltry sum, powerful companies with profits, that foreign buyers often squeezed and left in bankruptcy. An example of this is Poland after the fall of the Iron Curtain, the IMF demanded that Poland has an extensive privatization program (contrary to what labor unions and workers wanted, the creation of cooperatives to lead business). A part of the heavy industry was sold for a pittance and languished in private hands. The sheer number of strikes (over 6000 in 1992 and 7500 in 1993) and social mobilization allowed 62% of the industry to continue in public hands. Yet, the country passed to have full employment before privatization to have 25% unemployment in many areas in 1993. In 1989 15% of the Polish population lived below the poverty line, in 2003 was 59%
One of the benefits of a public
industry is that in times of crisis can sacrifice profits to keep producing
materials at lower prices, so that other industries do not increase their
production costs and not fail. In contrast, private industry in crisis can not
sacrifice profits and should increase the prices of their products and fire
employees, just what happened in Poland.
The only explanation is that these requirements (deregulation and privatization) have nothing to do with improving the country's economy, only with the imposition of a neoliberal ideology. That is, rather than a rescue, blackmail: apply this ideology or we will not loan you any money.
The sad thing is that they keep repeating the same lies to cover up the blackmail of Greece, Portugal and other countries rescued.
For more information I recommend reading "The Shock Doctrine" by Naomi Klein
Punto de vista interesante. Ademas es algo que a pesar de ser un pensamiento recurrente para nosotros es un tema tabú en medios de comunicacion. Siempre hay charlas sobre medidas anticrisis en la radio y televisión sin embargo ésta nunca aparece como una de ellas.
ResponderEliminarPor esto y por mucho más considero al FMI los mayores terroristas
Gracias, hay mucha información sobre las perrerías del FMI en "La doctrina del shock" un libro y un domcuental de Naomi Klein, muy interesante. Tienes razón, la verdad en la realidad pública pocas veces se cuestionan las deciosiones del FMI o su propósito.
ResponderEliminarUn Saludo