lunes, 17 de octubre de 2011

El toreo como idealidad


Hoy me he preguntado ¿por qué hay toreo? Mucha gente piensa, y parece bastante razonable, que es una forma de reconciliarnos con nuestro pasado. Una forma de unirnos con nuestro yo cazador, lo que hemos sido durante miles de años. Y cuando uno contempla el toreo en acción puede pensar que es cierto. Ve la sangre, las fintas, los ojos del toro asustado buscando una salida, una escapatoria, mientras el torero da vueltas, acechando, esperando su momento para dar otra estocada más, para dar el golpe que necesita. El público parece volver a su pasado, vive la caza, grita, anima con las manos y con el cuerpo. La arena se mancha de sangre. El toro lanza sus últimos bramidos, como llamando al auxilio, o más ciertamente, avisando al resto de que allí, de que en ese lugar habita la muerte. Más que un socorro, el toro grita “corran, corran con todas sus fuerzas para escapar de la masacre” Por desgracia para sus congéneres están encerrados y poco pueden hacer para huir. Finalmente y tras una agonía prolongada en el tiempo, el toro sucumbe y el torero se cubre de la gloria de los antiguos cazadores, ha traído la carne a casa.


Mentira. No hay nada de verdad en esos sentimientos. La plaza no es más que un escenario en el que los actores fingen sus papeles, uno de ellos hasta muerte. El toro no es un animal salvaje, en su hábitat natural y con todo su poderío. Muchas veces se nos presenta una bestia asustada, fuera de lugar, incluso drogada. No busca un combate, no tiene nada que defender y sí mucho que perder. En una plaza, el toro busca la huida, la libertad; no un enfrentamiento. Y menos un enfrentamiento con nosotros. El torero no es un cazador, no mata al toro por una necesidad, sino por espectáculo, para satisfacer a un público que desea negar su complejo de inferioridad frente a la naturaleza, frente a lo salvaje. El torero no escenifica una lucha por la supervivencia, sino una lucha en la que la civilización intenta dominar a la naturaleza. Miren su traje, ¿es un traje de cazador? No, es un traje cubierto de baratijas brillantes y elaboradas, los desechos del mundo civilizado.
No es una caza, es un ritual. En la caza hay un plan y hay improvisación según las circunstancias. En una plaza está todo controlado, para que el ritual se lleve a cabo en el orden establecido, sin saltar ningún paso; toda la lucha transcurre ordenadamente, primero una cosa, luego otra y al final la muerte. ¿Y no se han fijado en que uno de los últimos pasos es clavar banderines al toro? ¿No recuerda eso, acaso, a cuando los colonizadores europeos clavaban sus banderas en las tierras vírgenes? Ni siquiera es una buena representación de la caza, puesto que el toreo se centra en la muerte del animal, que es lo menos importante en una cacería, donde la cooperación, la planificación, la persecución y otros elementos son mucho más importantes. De hecho el cazador se acepta a sí mismo como parte de de la naturaleza, no como su verdugo.


Y dicen que el toro muere con orgullo al enfrentarse con su rival en un combate a muerte. ¿Acaso han preguntado al toro por el orgullo? ¿Y si lo tuviera, que mérito tiene luchar a muerte contra alguien a quien no puedes ganar? Porque reconozcámoslo, el toro no tiene posibilidades de sobrevivir, mientras que si el torero es amenazado, siempre puede huir a la seguridad del parapeto o reclamar la ayuda de sus compañeros. No hay un combate igualado, nunca lo ha habido, sólo una sentencia de muerte que es realizada con el mayor sufrimiento y humillación posible. El animal debe ser pisoteado, debe de sentir dolor, para que lo sepa, no aún mejor, para que nosotros mismos sepamos que somos superiores, que estamos por encima de lo salvaje, por encima del animal. La humillación como demostración de fuerza para nosotros mismos, o más bien como un consuelo, pues pronto hayamos que por mucho que pisoteemos la naturaleza en el ruedo, estamos a merced de sequías, tormentas, enfermedades e inundaciones.

El toreo no solo debe acabar porque sea una espectáculo repugnante para la naturaleza compasiva que deseamos desarrollar como personas, sino que debe morir como parte de la muerte de la idea de que el hombre domina a lo salvaje (como si pudiéramos separar lo salvaje de nuestra naturaleza), como el fin de nuestra suprema arrogancia frente a la madre naturaleza y como en principio de la aceptación de que somos parte de este planeta, que somos parte de la vida animal y no un ente separado que pueda mirar por encima del hombro todo lo demás.

Gracias.



Bullfighting as ideality

Today I wondered why there is bullfighting? Many people think, and it seems quite reasonable, that is a form to reconcile with our past. One way to unite us with our hunter ego, what we have been for thousands of years. And when one contemplates bullfighting may think it's true. You can see the blood, the feints, the eyes of the frightened bull looking for an exit, an escape, while the bullfighter spins, lurking, waiting for his moment to take another stab more, to deliver the final blow. The public seems to return to its past, live the hunting shouting, encouraging hands and body. The sand is stained with blood. The bull throws its last roar, like calling for help, or indeed, to warn the rest of, that in that place death rules. More than a relief, the bull is shouting "run, run with all your might to escape the slaughter" Unfortunately for his fellows, they are locked and can do little to escape. Finally, after a prolonged agony eventually the bull succumbs, and the bullfighter is covered with the glory of the ancient hunter, he has brought the meat home.



Lie. There is no truth in those sentiments. The square is just a scenario in which actors pretend roles, and one of them must death. The bull is not a wild animal in its natural habitat and with all his might. Often is presented to us a frightened beast, out of place, even drugged. It does not seek a fight; it has nothing to defend, and much to lose. In a square, the bull is searching the escape, the freedom, not a confrontation. And much less a confrontation with us. The bullfighter is not a hunter, does not kill the bull because of a necessity, but for show, to satisfy an audience that wants to deny his inferiority complex against nature, against wild. The bullfighter does not stage a fight for survival, but a fight in which civilization tries to dominate nature. Look at his costume, is a hunter's outfit? No, it's a suit covered with shiny and elaborate trinkets, the waste of the civilized world
It's not a hunting is a ritual. Hunting is a plan, but also improvisation in order to the circumstances. In a square is all controlled so that the ritual is performed in the order, without skipping any steps, all the fighting takes place orderly, first one thing then another and finally, death. Did you realize that one of the last steps is to nail flags in the bull? That does not remember, perhaps, when European colonists stick their flags in the virgin lands? It is not even a good representation of the hunting, since bullfighting is focused on the death of the animal, the least important in a hunt, in which cooperation, planning, persecution and other elements are much more important. In fact the hunter accepts himself as part of nature, not as its executioner.



And they say that the bull dies proudly facing its rival in a death fight. Have they asked the bull about the pride? And if I did, what merit has to fight against someone who you cannot win? Because face it, the bull has no chance to survive, while if the matador is threatened, he can always escape to the safety of the parapet or claim for the aid of his companions. There are nothing such an equaled fight never has been; only a death sentence, performed with the greatest possible suffering and humiliation. The animal should be trodden, must feel pain, it shall know, even better, we shall know that we are superior, that we are above the wild, above the animal. Humiliation as a show of force to ourselves, or rather as a comfort, because soon we know that even if nature trampled in the arena, we are at the mercy of droughts, storms, diseases and floods.


Bullfighting must end not only because it's a disgusting spectacle for compassionate nature we wish to develop as individuals, but it must die as part of the death of the idea that man dominate the wild (as if we could separate the wild of our nature), as the end of our supreme arrogance against mother nature and the beginning of accepting that we are part of this planet, we are part of animal life, and not a separate entity that can look down on the rest.

Thanks

miércoles, 5 de octubre de 2011

Agradecimiento a los dioses hombres


A veces te topas con seres humanos
Personas, más concretamente,
A las que no puedes acercar tus manos
Porque son fuego permanente.

Al sentarte a sus enormes pies
Te has de limitar
A hacia arriba mirar
Con tu boca sonríes
Esperando ser correspondido
Mientras mal disimulas el miedo escondido.

Son como el mar
Fuerza de la naturaleza
A la que solo puedes mirar,
No tienes la entereza
Para poder navegar.


Colosos de fuego ardiente
Avanzando por la llanura
Te abrasa el aire caliente
Profunda mordedura
Y se pregunta tu mente
Si no serás aplastado.
Deconstruido.
Despedazado.
Herido.
A su paso.

No es amor.
No es odio.
No es respeto.
No es miedo.
Es todo eso y nada a la vez.
Todo Harry Haller tiene su Armanda.
Todo hombre tiene su dios.
Aunque si ves
En los hombres, dioses
Un precio pagas
Pues la correspondencia
Pueden ser dagas
Pueden escupir en tus altares de inocencia
Reírse de tus sacrificios de llagas
Quemar tus templos de obediencia
Y dejarte como la tierra tras las plagas.
Pero no ocultemos también
Lo fantástico que puede ser
Ver en los hombres tu sostén
No son estatuas a las que aborrecer.


Puedes sentir su presencia
Su risa, como un torrente de agua clara
Su llanto, como un rayo de demencia
Su mirada, una belleza que te es cara
Su aliento golpeando tu nuca
Revitalizando tu savia caduca.

No es sino que estás agradecido
De poder haberos conocido

Aún cuando todavía no habías aprendido a andar
Siempre habías echado de menos bailar.


En agradecimiento a esas pocas personas que están en mis pedestales
y de las que siempre tengo algo que aprender,
para vosotros es este post, el número 50

sábado, 1 de octubre de 2011

Las carreras de ciencias... ¡Vaya timo!

Todavía recuerdo el gran temor que supuso para mis padres que declarase, allá por tercero de la ESO, que yo quería estudiar arqueología (o paleontología en su defecto). Tras mucha insistencia acabaron convenciéndome de que hiciera “ciencias”. Uno de los argumentos que se repetía hasta la saciedad era el del empleo: “Con una carrera de letras sólo vas a poder trabajar de profesor”, “No vas a encontrar nunca trabajo con las letras”.  Así que yo, al igual que mucha gente que he conocido, fuimos convencidos de que las ciencias experimentales nos llevarían a un trabajo estable, bien remunerado y con el que serviríamos a la humanidad: el país de la gominola, vamos.
Pero ya a finales de bachillerato se empezaban a oír truenos de tormenta en la lejanía, avisando de que no todo era de color rosa, pero era tarde para virar el barco. Y una vez llegas la universidad empiezas a enterarte de que hay científicos en el paro, que las investigaciones las manda quien paga y que no vas a ver un sueldo decente hasta que tengas calva y canas. Papá, mamá, os equivocasteis, ¡tendríais que haberme metido a especulador!

Parece que en este país hay que no tener un duro para ser popular (a excepción de los deportistas). Según un informe de Metroscopía los científicos somos el colectivo profesional mejor valorado (página 9 http://bit.ly/p4x6zQ ) y sin embargo uno de los países que menos invierte en I+D del mundo occidental. Este es un problema que a España le viene de antiguo. Ya en 1906 hubo científicos (a nivel internacional) que se extrañaron cuando un español, Ramón y Cajal, compartió el premio Nobel. Y dentro de la propia España, Miguel de Unamuno dejó muy claro el sentimiento nacional con su famoso “¡Qué inventen ellos!”. Y así nos va. No tengo las cifras pero, me da la impresión de que España es un gran exportador de cerebros, para consternación de la gente que ve como toda la inversión en educación realizada por el Estado se marcha a Alemania, Francia, U.K. o U.S.A. entre otros.

Mi profesor de técnicas instrumentales avanzadas sugirió que alguien escribiese un artículo relacionado con la educación en ciencias y en ese instante recordé algo que dijo sobre las exposiciones de ciencia para niños, que les extienden cheques de ilusiones que luego no se pueden cobrar*.

Yo desde mi humilde posición de estudiante de biotecnología digo que me parece injusto, los científicos (o al menos yo creo que la inmensa mayoría) trabajan por amor al conocimiento y al progreso de la humanidad (o de lo contrario se habrían metido a económicas o derecho) y les pagamos con la ridiculización en nuestra cultura popular, un sueldo mísero y limitaciones en los campos de investigación; y encima deben estar agradecidos por ello al Estado. No digo que debamos darles sueldos de ejecutivo ni “ferraris”, con un trato justo bastaría.


Y ahora se me lanzarán al cuello todos esos “realistas” que insisten en que nada puede cambiar, que seguirán siempre mandando los mismos y llevándose la parte grande del pastel mientras el resto nos conformamos con las migajas (y los científicos con las migajas de las migajas). Puede que tengan razón, pero entonces me los imagino en el siglo XVIII diciendo que la esclavitud es imposible de abolir, que los negros nunca tendrán derechos ni nada por el estilo. O en el siglo X diciendo que los siervos pertenecen a su señor feudal y que así será per secula seculorum.

Bueno, parece que (inevitablemente) he acabado hablando de utopías, que le vamos a hacer.

Recapitulando, cómo vemos la educación en ciencias. Pues los estudiantes la vemos jodida (por si no había quedado claro), porque ya (prácticamente todos) hemos asumido que de nuestra promoción sólo va a trabajar en investigación el primero (y como mucho el segundo también). No es que piense que no hay que reconocer los méritos del que más capacidades y horas de trabajo le echa, pero también hay que asumir que no todos pueden ser el número uno, aunque lo intentasen con todas sus fuerzas. Creo que el umbral es demasiado alto. Y ¿quién tiene la culpa? La poca demanda, ya que hay poco dinero y energías invertidos en investigación. Todo nos lleva a lo mismo.

Este pesimismo queda patente cuando bromeamos (medio en serio) sobre lo inútil que será saber manejar un espectrofotómetro a la hora de trabajar en un establecimiento de comida basura.

*Con respecto a las exposiciones de ciencia para niños, después de pensarlo, creo que el problema no es que les den alas, sino que luego tengan que cortárselas para regalarlas a otra mucha gente que hace menos por la humanidad, cobrando más.

Gracias.



Career in science ... what a scam!

I still remember the great fear which represented for my parents that I declared, back in secondary, I wanted to study archeology (or paleontology in the absence of it). After much prodding I became convinced to do "science." One of the arguments which they repeated over and over again was that of employment: "In a career of letters you are only going to be working as a teacher “,” You will not find ever work with the letters”. So I, like many other people I've met, was convinced that experimental science would lead me to a stable job, well paid and which would serve humanity: wonderland.
But it was the end of high school and we were starting to hear thunder storm in the distance, warning us that all was not pink, but it was too late to turn the boat. And once you reach college you start learning that there are scientists out of work, investigations are commanded by the payer and you will not see a decent salary until you are bald and gray. Dad, Mom, you were wrong; you would have to put me to speculate!
It seems that in this country you should be poor for be popular (except athletes). According to a report Metroscopia scientists are the professional group most valued (page 9 http://bit.ly/p4x6zQ) but one of the countries that invests less in R & D in the Western world. This is an old problem for Spain. By 1906 there were scientists (international) who were surprised when a Spanish, Ramón y Cajal, shared the Nobel Prize. And within Spain itself, Miguel de Unamuno made it very clear national feeling with his famous "Let them invent!" (referred to the other countries). And so it goes. I have no figures but it seems to me that Spain is a major exporter of brains, to the dismay of the people he sees as the entire investment in education made by the State goes to Germany, France, UK or U.S.A. among others.

+What do you feel, being one of the top researchers of this country?
-I'm hungry

My teacher of advanced instrumental techniques suggested that someone write an article about science education, and in that moment I remembered something he said about science exhibitions for children that extend to them illusions checks that cannot be charged *.

From my humble position as a student of biotechnology say that it seems unfair, scientists (or at least I think that the vast majority) work for the love of knowledge and human progress (or otherwise would have gone to economic or right) and we pay them with ridicule in our popular culture, a meager salary and limitations in the research fields, and above this they should be grateful for the state. I'm not saying we should give them executive salaries or "ferraris", a fair treatment is enough.

Biologist researcher


And now my neck will be launched by all the "realists" who insist in saying that nothing can change, that the rulers will never fall, and they will own the big part of the pie while the rest of us settle for the crumbs (and scientists for the crumbs of crumbs). They may be right, but then I imagine them in the eighteenth century saying slavery is impossible to abolish, blacks will never have any rights or anything like that. Or in the tenth century saying that the servants belong to his feudal lord and that it will be per secula seculorum.

Well, it seems that (inevitably) I ended up talking about utopias, no choice.

Summing up, how we see science education. For students we see it screwed (if it had not become clear), because (almost all) we have assumed that of our promotion is only going to work on research the first one (and as much the second as well). It is not that I think that we should not acknowledge the merits of that more skills and hours of work he made, but we must also assume that not everyone can be number one, although they tried with all his might. I think the threshold is too high. And, whose fault is it? The low demand, because there is little money and energy invested in research. Everything leads us to the same.

-Interesting curriculum, but how do you see yourselve in 5 years?
*Nobel award
*Bad Ph.D.
+Welcome to chilis, do you want me to reed the entrees?
+The most I think about it, the most it gets worst
-It's normal in the industry


This pessimism is evident when we joke (half seriously) about the futility of know how a spectrophotometer works if we are going to work in a junk food establishment.



"Get rich cost me what is yours"

* About children's science exhibition, on reflection, I think the problem is not to give them wings, but to cut it to give to another people who do much less for humanity, claiming more.

Thanks.