Este
era un libro que quería leer desde hacía tiempo, la novela histórica y sobre
todo si viene de Graves me llama mucho, pero no ha sido hasta ahora cuando he
tenido un hueco libre para él. La verdad es que lo que a uno le llega sobre el
emperador Claudio cuando leer sobre la historia de Roma, puede que no incite
demasiado a leer. No fue un gran conquistador que llevó a sus ejércitos a la
batalla ni amplió extensamente las fronteras del imperio. Además su reinado
está situado entre dos sociópatas, Calígula y Nerón. No es alguien que pueda
llamar nuestra atención (al menos no como podría hacerlo personajes como Escipión,
Julio César, Octavio Augusto, Trajano…). De hecho cuando comencé el libro me
impacienté bastante puesto que se pasa varios capítulos halando de la situación
política y de los personajes que influían en Roma antes de que él naciese o
cuando era demasiado pequeño como para tener una historia que contar. Y al fin
cuando sale Claudio descubrimos (si es que no lo sabíamos de antes) que el
pobre es cojo, tartamudo y con tics nerviosos. Pero pronto este personaje nos
cautiva, puesto que a pesar de su apariencia no tiene un pelo de tonto, y es un
auténtico buenazo.
Mientras
cuenta su propia historia, también nos enteramos en detalle de todos los
tejemanejes de la corte de Octavio Augusto, el primer emperador, y de su mujer
Livia que es realmente quien llevaba el cotarro a base de intrigas, mentiras y
envenenamientos; generando un régimen bastante eficiente. Mientras casi todos
los miembros de su familia mueren unos a manos de otros por culpa de las
conspiraciones palaciegas, Claudio, gracias a que le consideran un idiota
consigue sobrevivir. Y la verdad es que en el libro una de las ideas que nos
deja es que en la corte o eres irremplazable o mueres a manos de la facción
rival, sin medias tintas. Un manual de supervivencia en palacio.
Dejando
la trama a un lado, se nota muchísimo que Graves sabe de lo que habla. El texto
es denso, pero no demasiado, si tienes algo de idea de cómo iban las cosas en
aquella época se puede seguir el hilo sin dificultad (aunque a veces se
agradecería un tabla con los nombres de los personajes y su
puesto-función-relación con el resto, porque hay muchísimos). La historia
proporciona una lectura tranquila, con una tema principal muy claro (la vida de
Claudio, cómo no) y cientos de historias secundarias en las que narran
anécdotas o pequeñas historias sobre personajes importantes o sobre costumbres
romanas que ayudan, bastante a la comprensión de lo que era vivir en Roma,
aunque claro, la trama principal se ralentiza considerablemente.
Pero
que esto no asuste a los lectores nóveles en novela histórica de esta época; si
se leen los primeros capítulos cuidadosamente, se llega a captar bien (o eso
creo) el ambiente general del libro. Pero si sois lectores impacientes, se os
va a hacer un eterno; prácticamente medio libro sin que la trama principal
avance.
A
mí, me ha encantado. El personaje de Claudio me pareció muy verosímil y además
muy simpático (tienes luces y sombras como todos, pero creo que es un gris
clarito). Y esa historia (además cien por cien verdadera) de un hombre que
nadie tenía en cuenta, ni siquiera el mismo, para ser el emperador a final, y
que paradójicamente acaba siéndolo; es fantástica; leer para creer se podría
decir. Y además todo el ambiente en el que el libro te sumerge: prostitutas,
libertos, nobles cornudos, sociópatas, senadores lameculos, destierros,
envenenamientos, soldados borrachos, sobornos… son tantas la palabras con las
que Graves nos sumerge en la historia, que cuando sacas la cabeza del libro
todavía crees estar en la antigua Roma. O al menos hasta que algún cachivache
tecnológico empieza a pitar.
Eso
es todo por hoy, con este artículo abro la sección de reseñas de libros, espero
que la disfrutéis.
Esta es una sección que deberían tener todos los blogs que se precien.
ResponderEliminarSobre el libro en cuestión, no le he leído, pero entre el recuerdo de la serie de televisión y tu descriptiva crítica lo han colocalo en los primeros puestos de los próximos a leer.